Tres amigos muy valientes se juntaron para pasar la noche de Halloween en el cementerio, pero tenían un pequeño problema, uno era sordo, otro cojo y el tercero ciego. Los tres muy decididos se acurrucaron en una esquina entre unas tumbas y empezaron a contar historias de miedo. A media noche, el sordo dijo: si creo oigo pasos y el digo pues yo veo a alguien, entonces el cojo se levanto y dijo: pies para que os quiero.
Carlos Moreno Parra
lunes, 31 de mayo de 2010
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