Érase una vez una niña que se perdió en el bosque por una tormenta, encontró una cueva cerca de allí. La niña estaba muy asustada, el ruido de las hojas le parecía que la llamaban, el movimiento de las ramas le parecía que eran sombras. La niña al día siguiente se despertó y empezó a andar, después de una hora caminando encontró su casa, llamó al timbre y su madre la vio y echó a correr para abrazarla.
Marta Cabezas García
lunes, 31 de mayo de 2010
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